dijous, 5 de juliol del 2012

M- Reloaded.

El país t'enganya, el govern t'enganya, el poble t'enganya, els teus amics i coneguts t'enganyen, la teva parella t'enganya, el teu cervell t'enganya...

I llavors què pots creure?

Que els japonesos són uns fills de puta, malparits, venuts, "malexempleperlesmevesclasses" que tornen a l'energia nuclear per culpa de la seva dependència a l'aire acondicionat?

Que els camions de les escombraries barregen tot allò que recicles i vas separant a casa?

Que injectar diners al capitalisme farà aflorir l'ètica i l'empatia a tota la classe alta, la burgesia, que cada cop representa un percentatge més petit de la població?

Que la censura als blocs més "esquerrosos" no existeix?

Que un professor d'institut, tot i passar els seus escrits pel corrector del "word" no farà faltes?

A la merda i un "visca" a tots els escocesos que moren consumint alcohol!

Que una pujada d'impostos no ens tiri enrere.

dimarts, 3 de juliol del 2012

Bulímia...

Alicia, la revolucionaria

Apareció hace unos meses con una imagen de Obama a las espaldas y el lema 'Ilusión'. Quería convencer a los catalanes de que su PP también busca la revolución. Pero, si le preguntas, apunta a que un presidente negro en EEUU no es la revolución culminada. La auténtica cree que hubiera sido que una mujer, blanca o negra, fuera la nueva presidenta. A ello aspiraba esta hija de emigrantes –de Ciudad Real y Andalucía–, única candidata de la Generalitat junto a la que pudo ocupar un día su lugar, Montserrat Nebrera. Un reto mayúsculo que pese a no culminarse no esconde que el Partido Popular a su mando se afianza como la tercera fuerza política en Cataluña.
Barcelona alumbró hace 43 años a Alicia Sánchez-Camacho y en Barcelona pugna por ser decisiva en la formación del próximo Govern, pero su mundo es más pintoresco, anclado al norte y siempre lo acaricia la enajenada tramontana. Por el barrio de Sa Massaneda, en Blanes, correteó y practicó todas las piruetas que aprendió en sus clases de danza hasta que el mundo de los mayores llamó a la puerta. Con 18, como mandan los cánones, emigró a la capital catalana para escalar hasta el máximo nivel del funcionariado de carrera, convertirse en jueza sustituta, cargar su maleta de americanas –su atavío imprescindible, el odiado son los sombreros– y sacar billete de ida y tardía vuelta para la capital administrativa del mundo: Washington.
De camino a esa tierra de estrellas y barras descubrió que los aviones no son lo suyo –se ha propuesto hacer terapia para vencer su aerofobia cuando acabara la campaña–. Superado el susto, ejerció de consejera laboral en la Embajada Española y delegada de la ONU en Nueva York. Cargos que muchos ignoran que ostentó y ella abandonó con resignación –aún confiesa que los añora– y la misma diligencia cuando un Javier Arenas ministro de Trabajo la recondujo hacia sus orígenes, hacia la presidencia del PP de Girona. Regresó con el inglés que quiere que su hijo aprenda en un sistema educativo trilingüe y el consuelo de que le esperaban esas gambas que devora con tanta avidez como bebe Coca-Cola. Con mucha.
Esta Tauro, la menor de cinco hermanas, no concibe la política como profesión, aunque la lleve ejerciendo media vida. Entre 1999 y 2004 ya pisó el Parlament al que ahora quiere regresar. Era portavoz de los ‘populares’ en Cataluña y diputada. Los siguientes cuatro años ocupó escaño en el Congreso y, desde 2008, en el Senado. Fue el año en que se alzó presidenta del PPC, imponiéndose a su única pero bregadora contricante, la díscola Montserrat Nebrera. Entre idas, venidas y negociaciones de pasillo se fue olvidando de un sueño que sólo recuperaría si dejase la vorágine de la política: ser arqueóloga. Por el momento, tiene aparcada la pala en favor del iPhone y el iPad, a los que confiesa aún estarse acostumbrando.
Hace tres años dejó de ser diez días Sánchez-Camacho para ser sólo Alicia. Son las jornadas que pasó de baja tras traer al mundo a Manuel, su hijo. Lo hizo en solitario, como lo cuida, tras una fecundación in vitro. Una última opción que ejecutó a los 39 años tras un divorcio y que, pese a que muchos consideran incompatible con los idearios de su partido, ella defiende a capa y espada. Lo hace, además, siendo creyente. ¿Y sus hobbies? Manuel, Manuel y Manuel. A él dedica lo que no dedica a sus electores. Aunque, tras el 28-N, cumplirá la promesa de llevarlo a Disneyland a cambio, quizás, de que él le acompañe en su pasión aparcada, la pesca, cuando tenga fuerza para tirar del sedal.
Otras confesas pasiones son engullir las letras de García Lorca, Simone Beuvoir, Sandor Marai o Josep Pla. Este verano vibró como pocos con la Roja, algo compatible le pese a Laporta lo que le pese, con su amor por el Barça, de quien es devota. En su agenda no caben animales, aunque le gustaría reservarle un lugar en su piso, que no casa, del Eixample. La gimnasia que descubrió en la infancia comparte ahora espacio con la natación, cuando el ejercicio físico cabe en la locura electoral. Ahora que las urnas le dan el visto bueno, seguro que lo celebrará con Lennon a todo trapo. Y, claro, lo celebrará con 'Woman'.